viernes, 21 de diciembre de 2007

SERIE DE PENSAMIENTOS EMITIDOS A LA WEB EXPRESAMENTE PARA EVITAR LA AUTARQUIA

A partir del artículo de Introducción al Estudio para un Plan de Desarrollo Físico para el Campus de la UdeC, pondremos en el aire una serie de pensamientos, algunos que pueden ser bastante álgidos, otros muy suaves. Pero nos interesan las opiniones de los lectores, y especialmente si se puede llegar a interactuar con los opinantes (no opinólogos, está claro), ojala sean estos de la comunidad universitaria, es decir autoridades académicas, docentes, estudiantes, funcionarios. Pero también quisiéramos detectar interés en los ciudadanos pencopolitanos por esta Universidad y su campus, pero también por la ciudad y el territorio regional todo.
Así, inauguramos hoy esta serie, esperando que sean otros los que la prosigan, y la mantengan en el aire, libremente, con altura de miras y calidad en las ideas.


LA UNIVERSIDAD, EL CAMPUS Y LA TOMA DE DECISIONES.

En nuestra realidad local, y la chilena en general, hay una increíble inercia de las formas de administrar las cosas del periodo de la dictadura (o dictablanda, según el principal actor de tal periodo). Y eso lo vemos en nuestra más importante institución regional, la Universidad de Concepción, nuestra Universidad. Me refiero a las formas de toma de decisiones en general, sean estas administrativas o académicas. Es cosa de haber vivido la universidad por un periodo más o menos significante, y ni tal vez siquiera eso, ya que tanto alumnos terminales como jóvenes nuevos docentes lo perciben y lo manifiestan.
Y esto lo traigo a colación en relación con lo que es el crecimiento del campus de la U., donde la toma de decisiones no tiene una orgánica que involucre a la comunidad universitaria, sino que se genera muy directamente desde el nivel de la autoridad y es de tipo autárquica, es decir que se basta a si misma para tomar decisiones que benefician o afectan a todos. Pero eso no va con los crecientes anhelos (reivindicacionistas) de las sociedades (en nuestro caso la comunidad universitaria) de participar en las decisiones, o al menos en la evaluación de alternativas frente a una resolución que se ha de resolver. Y digo anhelos reivindicacionistas porque antes de la dictadura militar hubo una situación muy distinta, especialmente en las instituciones universitarias, aunque sí hay que reconocer que llegaron a límites impensados, que ahora no solamente nos parecen discutibles sino, dictadura por medio, aberrantes. Pero la cosa, en un momento, si bien breve, fue distinta a lo de hoy.
La administración, o tal vez mejor dicho la gestión académica tiene poco de democrática, y el sistema o estatuto permite a las planas ejecutivas de las facultades practicar la autarquía, en los términos antes aclarados. Y si bien eso es relativo en cuanto a que los cuerpos académicos pueden frenar esta forma de actuar, en la practica eso poco se practica precisamente por la gran inercia post régimen dictatorial, que de verdad, y todos lo sabemos, “aplanó “ a la universidades, tanto en sus cuerpos académicos como en sus planes de docencia, que decir de la autoridades designadas a dedo.


En los medios de comunicación también tiene lugar la auto restricción. Un artículo como este no lo publicaría Panorama, por ejemplo, la revista quincenal de la UdeC. Pero entiendo bien a su directora, y porque además no está en los focos de la extensión periodística esta “temática”. Pero a modo de ejemplo simple en lo general, ¿alguien concibe hoy una revista de alguna facultad universitaria donde haya libre cauce a las opiniones contrarias a la conducción del respectivo decano? En la TV en general no tenemos lugar los que tenemos este tipo de inquietudes inquietantes, que pueden apuntar a un responsable, y me refiero al campus. La radio como siempre, es la excepción. Tal vez porque nadie sabe a cuanta gente llegan los mensajes radiales, pero se siente que no es a mucha, y por lo tanto no inquieta. De ahí el valor del nuevo medio electrónico gracias a la Internet, con posibilidades de tanta libertad y de tanta comunicación como este blog donde se puede leer esto, y mandar una opinión de apoyo o divergente, pero una opinión pública al fin, abierta y sin restricción desde alguna jerarquía, o de la “prudencia oficial”, que permite, como es ya algo desgraciadamente asumido en la conciencia colectiva chilena, opinar “en la medida de lo posible”….



EL CAMPUS: EVOCACION DE UN ESPIRITU Y UNA HISTORIA QUE NOS CONVOCA

Pero volviamos al desarrollo territorializado y físico de lo que es el actual campus de la universidad; este campus fue un modelo en el país y en Sudamérica, reconocido por moros y cristianos, entre ellos los arquitectos más notoriamente preocupados de los valores urbanísticos y culturales, arquitectura por medio; hoy podemos ver con nuestros estudios en desarrollo que la situación se ha tornado crítica: el valle no da para más y las buenas disposiciones arquitectónicas, del espacio abierto y del cordón verde que nos rodea van siendo degradadas. El valle se satura, con edificaciones sin mayor valor y en cualquier parte, no dejando rincón por ocupar. La armonía que imperaba hasta la década del 60 y también del 70, se ha roto, con intervenciones progresivas, sin meditación ni pausa, y lo que es peor, desvalorizantes del gran conjunto, alguna vez ejemplar. Ya se construye en las fuertes y delicada pendientes, y se idean en nuestro entorno enormes conjuntos industriales asociados a la universidad, ciencia y tecnología por medio.

Es causa y efecto de esta situación la falta de políticas claras y razonables. Ni siquiera digo malas políticas, sino derechamente la falta de ellas: no se han conocido públicamente en este ya muy largo periodo de los 80 y 90, más los ya 7 años completos del siglo XXI, políticas formuladas para orientar al menos el crecimiento del campus (y deliberadamente no digo un desarrollo, que eso es algo utópico de alcanzar cuando no hay pensamientos detrás). Cuando volvieron los rectores de verdad, elegidos por sus pares, Augusto Parra se dio cuenta del problema, para lo que sin duda ayudaron las álgidas y desinhibidas críticas del los arquitectos que llegamos el 92 a este campus. Se trató de llevar adelante un plan, ya que éste, si bien se estudió, finalmente nunca se terminó cabalmente ni menos se puso en aplicación ¿Quién sabe porqué?
Ahora, el rector Lavanchy nos ha creído (a aquellos arquitectos del 92 más otros nuevos) y nos apoya en un estudio que, si bien no es un plan, sentará las bases para un plan de desarrollo al menos en lo físico del campus, de nuestro Campus Universitario.

Vemos en nuestros análisis que las nuevas formas de financiamiento universitario atentan contra el pensamiento y la buena conducción de un proyecto urbanístico común. Los proyectos mecesup postulados (y ganados) por las facultades o centros, y los apoyos externos de líneas de interés político-económico, han presionado por edificar rápido, donde sea, como sea. Y esta presión no es solo al uso del suelo: es al resto de la comunidad universitaria, al conjunto físico y social, humano, que son los demás. Porque el interés común, o el bien común, que no es sino el enorme valor de “vivir” cotidianamente en un conjunto urbanístico, paisajístico de calidad y con buena arquitectura. Con la calidad espacial y arquitectónica que conduce a la calidad de vida. Eso es lo que se pierde al actuar apresuradamente, sin reflexión, sin pensamiento sobre el territorio y sobre las arquitecturas del campus. Y eso, a mi modesto juicio, es un modo de actuar anti universitario ni más ni menos. ¿Como es que estamos llegando a ese límite, inconcebible en mentes verdaderamente universitarias? Si los grandes hombres que concibieron y crearon este gran conjunto viviesen hoy no creerían en lo que verían. En aquellos pioneros de esta universidad la idea, primeramente mental y posteriormente real, fue la de “los palacios en el parque”. Pero no los palacios para una aristocracia social, sino para la aristocracia de la mente y de la educación verdadera. Y vaya si lo lograron, al menos hasta los 60……La historia pesa, y no nos podemos desentender. No se puede dejar a la historia en reposo, hay que escarbar en ella, y reivindicarla: están allí las raíces del espíritu que evoca y nos convoca.

Las políticas universitarias para un supuesto Plan (que más que físico debería ser muy integral) no las formularemos nosotros, meros ejecutores técnicos de un pensamiento compartido. La comunidad universitaria, autoridades, académicos, estudiantes, trabajadores, los que viven y desviven la universidad, tienen el mérito y el derecho a pensar el campus y el deber ser de los parques y de los palacios. Pero habrán de tener conciencia nítida, o conciencia crítica, de su responsabilidad, de sus ideas potenciales, de sus aportes mentales: eso se traduce en políticas, encauzadas por la autoridad que dará campo abierto a los pensamientos sobre la universidad y su campus, la imagen física de la aristocracia del espíritu, desarrollado libremente.


ANTONIO ZELADA E., arquitecto
Boletín Urbe, 27.11.2007

lunes, 12 de noviembre de 2007

ESTUDIO DE UN PLAN PARA EL CAMPUS DE LA UDEC


Desde el mes de junio está en pleno desarrollo el Estudio para un Plan de Desarrollo Físico del Campus de la Universidad de Concepción. Está a cargo de la Unidad Interdisciplinaria de Arquitectura y Planeamiento de la Universidad de Concepción, unidad dependiente de rectoría, creada en 2001, adscrita ahora a la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía. El director de la Unidad, arquitecto Antonio Zelada, es también el director o jefe del estudio para el Campus. Trabajan en esto arquitectos, urbanistas, geógrafos, ingenieros civiles, ingenieros forestales, artistas visuales, periodistas, la mayoría docentes de las respectivas facultades y también alumnos en fases de titulación.

La idea había sido acordada en principio con el rector Lavanchy a fines del 2005, definiéndose en 2006 una metodología y una estrategia para poner en marcha este estudio. A comienzos de este año el profesor Zelada envió al rector la propuesta formal para realizarlo; con el objetivo de conceptualizar y socializar la idea, se transcriben aquí partes textuales de su informe-propuesta:

“Tal como antes lo conversamos, el estudio tiene por objetivo llegar a definir y establecer lo que hemos llamado un Plan de Desarrollo Físico para el Campus, pero considerando no solo lo que cotidianamente percibimos como el campus (o Barrio Universitario en el lenguaje cotidiano de la gente y de los medios) sino también el territorio mayor de propiedad de la universidad, que son los fundos La Cantera y El Guindo y que constituyen una unidad territorial con esta ciudadela que es el campus hoy”.

“En el caso del Campus actual, el plan deberá llegar a un nivel de lo que yo llamo plan urbanístico-paisajístico, considerando en cierto grado de detalle proyecciones físicas de paisajismo, arquitectura e ingeniería, tanto con lo existente como con futuras edificaciones, con un horizonte de 10 o 12 años. En el caso del territorio aun “rural” y que es de gran extensión y hoy de uso forestal-productivo, el plan debería llegar a un nivel de esquemas reguladores en lo que será una zonificación, una estructura vial de conectividad general y a definir los destinos o uso del suelo en las macro zonas”.

“Como usted podrá ver, el diseño del estudio para el Plan, si bien es convencional dentro de lo que requiere un estudio de esta escala y cualidades territoriales existentes, tiene elementos que escapan a lo convencional, como el énfasis en la comunicación, difusión y socialización con la comunidad universitaria sobre lo que se estará haciendo y en lo que debería ser el producto final (Blog AP, http://www.udec.cl/ap/ o Blog Boletin Urbe http://www.boletinurbe.blogspot.com/ ), programa radial “Conversando por el Barrio” transmitido en Radio UdeC los días jueves a las 20:00 horas www.udec.cl/radio y artículos como este en Panorama www.udec.cl/panorama ). Pienso que es lo que garantiza que el Plan sea al final considerado como de todos, y por lo mismo importante. También pienso que esa fue la gran falla del Plan Regulador del Campus de 1994, bien estudiado pero finalmente fracasado por no pasar a ser un Plan sentido como propio por la universidad, desde las más altas jerarquías académicas y administrativas hasta los no docentes, y menos aun por los estudiantes”.

“Finalmente quiero transmitirle mi expectativa sobre este proyecto del Plan de Desarrollo Físico del Campus. Lo veo como muy necesario, casi imprescindible, en un momento verdaderamente crítico del desarrollo urbanístico y arquitectónico de la Universidad. Usted conoce mi posición y hasta la discutimos públicamente por las ondas radiales. Por otra parte hay desafíos latentes de nuevos compromisos con el desarrollo nacional que demandarán nuevos territorios, infraestructuras y manejos paisajísticos y arquitectónicos consecuentes. Creo que si se hace un buen Plan y se implementa como tal, lo que dependerá no solo de nosotros sino de toda la universidad, las cosas podrán ser mejor en el futuro inmediato y revalidarse este campus como un signo nacional paradigmático, como en un momento lo fue, siendo especialmente reconocido por los mas importantes instituciones y profesionales ligados a la arquitectura y al patrimonio arquitectónico nacional. La recuperación de ese carácter y calidad en este tan importante conjunto educacional, ni más ni menos que nuestra querida Universidad, puede ser uno de sus brillantes legados como rector.”

El 23 de mayo el rector Lavanchy aprueba el esquema metodológico para el estudio del Campus y un presupuesto especialmente preparado, y solicita al profesor Larraín, vicerrector de Asuntos Económicos y Administrativos establecer la forma de operación para llevar adelante esta iniciativa, la que está entonces en curso.

OBJETIVO DEL ESTUDIO (EXTRAIDO DEL DISEÑO METODOLOGICO)

El Estudio que se comienza tiene por objetivo definir la base para formular un plan de desarrollo físico del Campus de la Universidad de Concepción. De este modo, el estudio no es el Plan, sino los antecedentes fundamentales para formular un Plan, que involucra una gama muy amplia de elementos como políticas de desarrollo universitario y un plan financiero, entre otros.

Es conveniente aclarar que el concepto de desarrollo, contrapuesto al de mero crecimiento, involucra la idea de progreso, de aumento de calidad y de valor cultural, con todo lo que aquello implica.

El objetivo de llegar a un plan es lograr, en el tiempo y en el espacio geográfico, un desarrollo físico del conjunto edificado muy bien pensado, que sea de la mejor manera coherente con la base territorial donde se emplaza ahora y donde lo seguirá haciendo; un desarrollo que debe ser además coherente con la trama y las funciones urbanas de la ciudad de Concepción; un plan que debería ser asumido plenamente por toda la comunidad universitaria, usuaria y “propietaria” del campus, debiendo también ser conocido por la comunidad urbana, como verdadera propietaria de la Universidad.

El campus, desde su ideación por don Enrique Molina Garmendia, gran gestor y primer rector de la universidad, ha tenido un gran crecimiento y, en algunos periodos, ha tenido lo que puede llamarse un real desarrollo. Pero la evolución física, guiada por prestigiosos urbanistas y arquitectos encargados de planificarla por sucesivos rectores, ha llegado a un punto de involución, entendida como una detención y un retroceso en su calidad como conjunto arquitectónico, urbanístico y paisajístico paradigmático que en ciertos momentos de su historia ha sido, y ello por variados motivos.

Más que una necesaria y respetuosa continuidad en la respuesta técnica en esos tres parámetros señalados, han influido en esta involución aspectos como el cambio en el tiempo de los modos de hacer universidad, la obtención de recursos externos para construir condicionados y la creación de centros de poder al interior de la universidad, perdiéndose la claridad, la unicidad y la definición nítida de políticas de desarrollo ligadas al desarrollo físico, es decir a la arquitectura, al uso del suelo, al territorio, al paisaje.

Este estudio pretende, mediante un enfoque interdisciplinario traducido en un equipo de arquitectos, urbanistas, geógrafos, ingenieros civiles y forestales, artistas visuales y también estudiantes de arquitectura en fases de titulación, verificar los mejores modos de seguir creciendo y más que eso, como crecer con desarrollo; y también, idealmente, como rectificar lo malogrado.

A partir de estas bases fundamentales, podemos enunciar los siguientes objetivos generales y adicionales de este estudio:

OBJETIVOS GENERALES FUNDAMENTALES

*Orientar y coordinar políticas de acción de la universidad en relación con el crecimiento y desarrollo del campus y el uso del suelo
*Generar las bases para definir un plan de desarrollo físico del campus y los predios Cantera y El Guindo con un horizonte de 12 años
*Definir un modelo de desarrollo del campus en un nivel de diseño urbanístico paisajístico
*Definir una zonificación general del uso del suelo y una red vial en los predios Cantera y El Guindo.


OBJETIVOS ADICIONALES O ESPECIFICOS

*Sistematizar la información general y específica sobre el territorio de la Universidad, incluyendo el campus y los predios rurales que lo rodean
*Diagnosticar de manera interdisciplinaria la situación actual del campus y de los territorios aledaños
*Enlazar los futuros desarrollos físicos con las políticas universitarias
*Vislumbrar y evaluar los futuros programas de construcción de infraestructuras y edificaciones a corto y mediano plazo
*Generar un sistema estable e institucional para el control del crecimiento del Campus y la ocupación del territorio global.

lunes, 29 de octubre de 2007

EL CAMPUS Y EL MANIFIESTO I, DE 1994

PRIMER DOCUMENTO PÚBLICO DE LA CARRERA DE ARQUITECTURA DE LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN, DENOMINADO MANIFIESTO I. FUE PUBLICADO EN EL BOLETÍN URBE N° 1, EN ENERO DE 1994 .

ESTE DOCUMENTO FUE GENERADO Y REDACTADO POR ANTONIO ZELADA., UNO DE LOS DOS PROFESORES FUNDADORES DE LA CARRERA EN LA UDEC.


EL BARRIO UNIVERSITARIO, LA CULTURA Y LA ARQUITECTURA.

El cuerpo docente de la carrera de Arquitectura de la Universidad de Concepción, luego de finalizar con éxito el segundo año curricular de la carrera y al comenzar el tercero, emite este primer manifiesto, dirigido en primera instancia al señor Rector creador de la carrera; en segunda instancia a la comunidad universitaria. Se contienen en él las inquietudes y anhelos de lo que estamos forjando una Escuela de Arquitectura, en esta universidad y en este territorio.

Nuestra primera y gran preocupación se produce por la forma que se ha ido dando el crecimiento físico, urbanístico y arquitectónico del campus universitario, tal vez el más notable campus de las universidades chilenas. Nos preocupa su forma de crecimiento y la calidad de las arquitecturas que se han ido agregando a este valioso conjunto urbanístico que para mucha gente, es un conjunto paradigmático.

El campus, para la ciudad su “barrio universitario”, tuvo una génesis peculiar y una gran personalidad inicial a partir de la primera fase del desarrollo de la universidad. Logró mantener por décadas todo un sello en la calidad en espacios libres y de las arquitecturas que, después, se ha ido casi constantemente perdiendo.

El primer intento serio de planeamiento del desarrollo del campus, después de la fase de establecimiento diseñada por Karl Brunner y los antiguos maestros, fue el plan de Emilio Duhart, uno de los grandes investidos con el Premio Nacional de Arquitectura , formulado en 1958. Entre sus más importantes líneas de pensamiento estuvo la idea de privilegiar el conjunto urbanístico como tal, con gran unidad formal y una buscada calidad espacial, antes que crear edificaciones de excesiva pregnancia o singularidad protagónica. Así, la arquitectura se subordinaría al conjunto, en un total de alta calidad.

Posteriormente, con nuevas orientaciones y estrategias en el desarrollo institucional de las universidades, el campus sufre una expansión que rompe las ideas y criterios reguladores de la primera y segunda fase del conjunto; el plan se disgrega y aparecen edificios y arquitecturas que rompen la unidad en la diversidad lograda hasta 1970.

En las últimas décadas, a ojos de expertos y profanos, pareciera suceder cualquier cosa en el campus, en sus edificios “estrellas” y en edificios anodinos: ampliaciones pragmáticas y a-culturales rompen la armonía antes inteligentemente lograda. Pareciera no haber pensamiento ni sensibilidad cultural en la universidad, responsable de su propio patrimonio arquitectónico; ello no resultaba coherente o comprensible con lo que de tal conjunto de personas siempre se espera.

En los últimos años, no obstante el retorno de la normalidad democrática universitaria, la situación se torna crítica a nuestros ojos y ante las comisiones nacionales de más alto nivel que deliberan sobre arquitectura, patrimonio y cultura. Se amplían los viejos y nobles edificios rompiendo con todos los valores formales y con su entorno inmediato; aparecen híbridos agregados que, aparte de dar espacios utilitarios, nada agregan sino ruptura y desvalores arquitectónicos. Nobles y singulares espacios rotos y transformados por prácticas aunque incultas manos, ante la aparente indiferencia de la comunidad universitaria, quizás sí inerte por el autoritarismo de tantos años anteriores.
Se vislumbran nuevas intervenciones que de antemano nos dejan atónitos al analizar con ojos profesionales los modelos formales en nuestra maqueta del campus, que con gran dedicación y cariño elaboraron nuestros estudiantes del primer año. Parece, nuevamente, haber faltado claridad de pensamiento: la falta de un plan coherente y sólidamente fundamentado que guíe el futuro de este campus, el Campus de la Universidad de Concepción, nuestro Barrio Universitario, hoy patrimonio de la ciudad y del país.

Ante lo que vemos y nos toca vivir en tanto habitantes de este campus, los profesores de la nueva Carrera de Arquitectura nos rebelamos y solicitamos un cambio de las políticas del desarrollo físico del campus, que deberían formular los estamentos conductotes de la Universidad: Corporación, Consejo Académico, Rectoría.


La gente estima que el pensamiento, la reflexión, la claridad de ideas, son elementos inherentes al concepto de lo que una universidad es. Pues bien: nosotros creemos que el futuro desarrollo físico, urbanístico y arquitectónico de la ya ciudadela que cobija esta universidad debe ser analizado, pensado, discutido, planificado y resuelto con participación de la comunidad universitaria.

Es imprescindible pensar en planificar, pero ello no debe ser hecho enclaustradamente por oficinas técnicas, y después las decisiones no deberían ser tomadas por la autoridad sin conocer ni considerar la opinión de la comunidad universitaria.

Por el contrario, pensamos que la comunidad universitaria debe participar en el proceso; deben participar los especialistas en la materia, como es el caso de este cuerpo docente; deben formarse comisiones especiales y opinar sobre el futuro y su particular ámbito físico de trabajo que es el campus.

La Carrera de Arquitectura reclama un espacio de opinión en la universidad, un espacio de evaluación y una responsabilidad en lo que vendrá. De no hacerlo nos negaríamos a lo que somos: universitarios cultivadores del arte, de la ciencia y la tecnología, todo ello con belleza, cultura y visión social, concientes de que la historia está detrás de nosotros. Constituimos un cuerpo académico calificado y contingente: creemos que nuestro aporte es necesario; más que eso, imprescindible. Consideramos un derecho y un deber el opinar, el cuestionar y el generar nuevas ópticas sobre el devenir de está ciudadela nuestra y de todos.

Al iniciar nuestro tercer año de vida académica, creemos tener el derecho de emitir este primer manifiesto y a abrirnos más anchamente nuestro propio espacio. Ya en nuestro documento fundacional dijimos querer ser una escuela en ebullición permanente, y lo hemos de cumplir.

Pero, como es el sino de los arquitectos, lo que nos preocupa está siempre en función del bien común antes que de nosotros mismos. Arquitectos y futuros arquitectos seguiremos en este fulgor creativo que nos interesa: desde nuestros talleres, desde nuestro campus, desde ésta nuestra Universidad de Concepción.
El cuerpo académico de la Carrera de Arquitectura.

Campus Universitario, Extremo Sur Oriente, Enero de 1994.

BOLETIN URBE



AP ARQUITECTURA Y PLANEAMIENTO
Publicación virtual del BOLETÍN URBE UdeC
UNIDAD INTERDISCIPLINARIA DE ARQUITECTURA Y PLANEAMIENTO
UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN, UIAP.

OBJETIVO FUNDAMENTAL DE ESTE BOLETIN

COMUNICAR IDEAS POR ESCRITO MEDIANTE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN (TIC) SOBRE TOPICOS DE INTERÉS PÚBLICO, EN EL AMBITO DE LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN, EN EL AMBITO URBANO PENCOPOLITANO O DEL GRAN CONCEPCIÓN , EN EL AMBITO DEL TERRITORIO DEL SUR DEL PAIS.

OBJETIVOS CONSECUENTES

INTEGRAR, EN LA METODOLOGÍA DEL ESTUDIO PARA UN PLAN DE DESARROLLO FISICO DE LA CIUDAD UNIVERSITARIA, LA COMUNICACIÓN ENTRE LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA HABITANTE Y EL EQUIPO PROFESIONAL A CARGO DE FORMULARLO MEDIANTE LAS TECNOLOGÍAS TIC DISPONIBLES EN LA UNIVERSIDAD.

POSIBILITAR LA OPINIÓN DE LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA SOBRE EL STATUS URBANÍSTICO Y ARQUITECTURAL DEL CAMPUS , PERO MUY PRINCIPALMENTE SOBRE LAS PROYECCIONES DEL MISMO, HACIENDO ASÍ DEL BLOG UN VEHÍCULO DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA.

ABRIR UN ESPACIO DE OPINIÓN SOBRE LA CONTIGENCIA EN EL DESARROLLO DE LA DISCIPLINA DE LA ARQUITECTURA Y TAMBIEN EN LA URBANÍSTICA EN EL AMBITO DEL PAIS, AUNQUE PRINCIPALMENTE EN EL SUR DE CHILE.


ENTE RESPONSABLE DEL BLOG : LA UNIDAD INTERDISCIPLINARIA DE ARQUITECTURA Y PLANEAMIENTO , UIAP
EDITOR PRINCIPAL: ANTONIO ZELADA E., director de la UIAP
DISEÑO: MARIANELA CAMAÑO S., arquitecto
EDITOR PERIODISTICO: PATRICIA ARANCIBIA B.